3. VALORACIÓN DE COMPORTAMIENTO
José A. García-Paloma
Susana Astiz Blanco
De las cuatro valoraciones que conforman la metodología BBSE, la valoración de Comportamiento no suele contemplarse en los sistemas de referencia canadiense WCABP, americano SFT y británico BCVA (Barth, 2013; Koziol and Armstrong, 2018; Penny, 2018); sí en cambio se incorpora en el sistema australiano ACV (Beggs, 2013). La no realización de pruebas de comportamiento se justifica entre otras razones por su complejidad y por la falta de infraestructura en los lugares donde los toros se valoran, recomendándose en su lugar, que deben ser los ganaderos quienes observen detenidamente a los toros durante las primeras semanas del período de cubrición, especialmente si son toros vírgenes (Schrag and Larson, 2016). Reconociendo que el seguimiento de esta pauta permitiría una detección temprana de problemas relacionados con la libido o con la habilidad copulatoria, la identificación de los “toros problema” antes del inicio del período de cubrición mediante pruebas de comportamiento se considera una estrategia mucho más eficiente.
En España, donde la metodología BBSE empieza a ser conocida y aplicada, apenas se llevan a cabo valoraciones de comportamiento. Por tal motivo, nuestra pretensión en esta sección ha sido revisar la bibliografía existente sobre la materia, proponer para las ganaderías de tamaño medio de nuestro país (< 200 vacas) protocolos asumibles de las dos pruebas más habituales, la habilidad copulatoria (HC) y la capacidad de servicio (CS), y finalmente, integrar estas pruebas en la metodología VART que proponemos con esta guía.
3.1. Prueba de habilidad copulatoria
El objetivo de la prueba de HC, realizada antes que los toros inicien su periodo de cubrición, es la detección de anomalías de tipo musculo esquelético o del aparato genital externo, especialmente del pene, que puedan limitar o impedir la capacidad del toro para realizar la cubrición o el servicio. Aunque el mayor interés se centre en los toros vírgenes y en aquellos con historial reproductivo desconocido, a nivel de ganadería se debería realizar anualmente en todos los toros con el fin de detectar anomalías que pudieran haberse adquirido durante la temporada previa de cubrición.
Procedimiento. Dependiendo del número de toros a valorar, la prueba se realiza sobre una o más vacas inmovilizadas, sin necesidad que se encuentren en celo y separadas entre sí 7-8 metros. La inmovilización de la vaca se considera esencial para que el evaluador pueda presenciar de cerca las evoluciones y las posibles anomalías del toro, así como para mantener constante el grado de receptividad de la vaca. En los centros de inseminación artificial, el estímulo visual previo y la simple inmovilización del toro que se utiliza como señuelo, son suficientes para que los toros se estimulen y desplieguen la cadena de reflejos conducentes al servicio y a la eyaculación (Chenoweth et al., 1979; Wallach and Price, 1988). En la prueba de HC se siguen pautas similares; durante al menos 10 minutos, los toros en espera reciben el estímulo visual observando desde un corral contiguo las evoluciones de los toros que están siendo valorados. Para que el estímulo visual sea más efectivo, se comenzará la valoración con los toros de mayor libido y más experimentados y se terminará con los toros vírgenes. Cuando el estímulo visual sea escaso por un reducido número de toros a valorar, se recomienda el empleo de una vaca en celo, también en este caso inmovilizada. El número de toros a valorar conjuntamente no debe superar al de vacas inmovilizadas (Price and Wallach, 1991), excepción que se contempla para los toros vírgenes con el fin de aplicar un nuevo estímulo, el de competencia, con el fin de contrarrestar su inexperiencia para el servicio y no prolongar en exceso la duración de la prueba.
En la Figura 26 se muestra gráficamente un modelo fijo de brete de inmovilización utilizado en Canadá (Barth, 2013). En centímetros, largo 90 y ancho 56 como medidas interiores, poste alto 120 y poste bajo 90. El frente exterior del brete en forma de V tiene por objeto darle estabilidad e impedir que el toro pueda dañar a la vaca con montas mal orientadas por su parte delantera. La vaca se escogerá atendiendo a sus buenas cualidades de aplomos, temperamento, condición corporal y peso (> 75% del peso del toro a valorar). En el caso de vacas muy inquietas y nerviosas se podría aplicar una ligera sedación (0,03 a 0,05 mg de xilacina/kg PV vía IV). Adicionalmente y con el fin de perturbar lo menos posible el bienestar de las vacas, se aplicará 30 ml de un lubricante obstétrico con 1% de clorhexidina en vagina y zona perivulvar. En ganaderías de tamaño medio se pueden llegar a valorar todos los toros con una misma vaca, no obstante, se aconseja su reemplazo por una de reserva ante signos de irritación, estrés o al concretarse las 10 cubriciones (Barth, 2013).
Figura 26. Brete de inmovilización
Dado que la habilidad copulatoria es un atributo que requiere de una fase de aprendizaje (Boyd and Corah, 1988) y que se orienta tanto a toros vírgenes como a toros experimentados, no se contempla un tiempo en la duración de la prueba.
3.2. Prueba de capacidad de servicio
En Australia es habitual la aplicación de la prueba de CS integrada con las otras valoraciones en la metodología BBSE (Fordyce, et al., 2006). Por otro lado, en países como Argentina con grandes ganaderías y un elevado número de toros utilizados durante el servicio, es muy común la utilización de la prueba de CS sin el acompañamiento de la valoración seminal (Acuña, 2008).
La prueba de CS fue ideada por Blockey (1976a) en Australia con la finalidad de predecir a través del número de cubriciones realizadas por un toro, su comportamiento reproductivo durante el período de servicio. En esta prueba inicialmente de 60 minutos de duración, se ponen a competir 4-5 toros sobre un número menor de vacas inmovilizadas tratando de simular el comportamiento de competencia del toro en un sistema grupal de cubrición. Con este diseño de prueba se llegaron a contabilizar hasta 19 cubriciones de un mismo toro (Blockey, 1976b).
Procedimiento. El protocolo de la prueba ha cambiado sustancialmente desde sus orígenes, incidiendo sobre todo en su duración con el fin de disminuir el riesgo de peleas entre toros y el estrés causado a las vacas por el excesivo número de cubriciones. El protocolo es el mismo que el descrito para la prueba de HC, con la diferencia que se contempla un tiempo de duración de 10 a 20 minutos y varias categorías en función del número de servicios realizados y del tiempo requerido para ello. En la Figura 27 se puede apreciar la infraestructura necesaria para realizar la prueba de CS: el corral de la prueba, el modelo móvil de brete de inmovilización propuesto por Entwistle and Fordyce (2003) y el corral contiguo donde los toros en espera reciben el estímulo visual. La foto es una cortesía de Carlos y José de la Mata (Santa Rosa, La Pampa, Argentina) www.biotecnologiabovina.com
Figura 27. Infraestructura necesaria para la prueba de capacidad de servicio
Para que la prueba de CS pueda expresar todo su potencial de predicción, ha de ser realizada por personal con gran experiencia, aplicando todos los aspectos de manejo mencionados en el procedimiento y procurando, además, que no se presenten situaciones que puedan distraer la atención de los toros. En este sentido y con el fin de evitar enfrentamientos o peleas, se recomienda que antes de la prueba los toros hayan convivido durante varios meses en un espacio común a los efectos de tener consolidado su orden jerárquico, así como hacer una adecuada selección por similitud en experiencia reproductiva y tamaño cuando se vayan a valorar conjuntamente.
El número de servicios que un toro realiza durante la prueba está más relacionado con su experiencia reproductiva o veteranía que con su edad, por ello, los criterios para valorar toros vírgenes y toros experimentados deben ser diferentes. En la Tabla 8 presentamos tres protocolos destacados por la duración de la prueba (10 a 20 minutos) y por el reducido número de servicios requerido para establecer las categorías de valoración.
En los tres protocolos, orientados a la valoración conjunta de toros, cuando un toro alcanza el umbral de la categoría correspondiente al tiempo transcurrido o cuando acaba el tiempo de la prueba, se saca del corral y se introduce otro. Por ejemplo, en el protocolo de Entwistle and Fordyce (2003), se sacarán los toros que en menos de 5 minutos han realizado 3 servicios (CS Muy Alta), los que en menos de 10 minutos han realizado 3 servicios (CS Alta), los que en menos de 10 minutos han realizado 2 servicios (CS Media), o los que al concluir la prueba solamente han realizado un servicio (CS Baja). Tras la cubrición, el toro suele bajar su libido o el deseo de repetir el servicio durante unos minutos, es en este periodo refractario cuando se debe sacar al toro del corral de valoración.
Tabla 8. Protocolos de capacidad de servicio. Duración y umbrales establecidos para su interpretación
El protocolo australiano propuesto por Entwistle and Fordyce (2003) se aplica en toros adultos. Es la prueba que tiene menor duración, 10 minutos, comienza cuando el toro realiza el primer servicio y precisa de hasta 3 cubriciones para establecer las diferentes categorías. No se menciona cuánto tiempo de espera se tiene en cuenta para que el toro realice su primera cubrición, 20 minutos podría ser un tiempo razonable. En la metodología BBSE australiana los toros con CS Baja son admitidos como reproductores.
El protocolo argentino propuesto por Acuña (2019) muestra dos versiones según se trate de toros jóvenes (vírgenes) o de toros adultos. Su duración es mayor, 20 minutos, pero se reduce el número de servicios requerido para establecer las diferentes categorías. La versión para toros jóvenes se asemeja al protocolo australiano, aunque es más estricta al rechazar los toros con categoría Baja. En la versión para toros adultos la prueba comienza cuando el toro entra en el corral de valoración y es la que más se ha simplificado al requerir solamente un servicio para establecer la categoría de valoración. Podríamos decir que es una prueba de habilidad copulatoria más especializada.
Como norma general, en los toros que se declaran No Aptos por una baja libido sin tener malformación anatómica alguna, la prueba de CS debe volver a repetirse para su confirmación. La casuística de esta circunstancia es mayor en toros jóvenes, bien por su inexperiencia reproductiva o por tener un comportamiento reproductivo más influenciable por factores externos.
Los toros de Alta y Media CS muestran mayor interés por detectar vacas en celo, realizan más cubriciones por vaca, y consiguen un mayor porcentaje de preñez que los toros de Baja CS (Blockey, 1976b; Lunstra, 1980; Holroyd et al., 2002). Blockey (1989), comparando toros de Baja, Media y Alta CS, obtuvo mayores diferencias en el porcentaje de preñez alcanzado en las primeras tres semanas de cubrición (25%, 61%, y 72%, respectivamente) que cuando analizó el porcentaje de preñez al finalizar las 10 semanas del periodo de cubrición (40%, 91% y 95%, respectivamente). En ganaderías que optan por intensificar su producción (periodos cortos de cubrición de tres meses, Alta exigencia reproductiva para sus toros y una sola fecha de destete), el empleo de toros con Alta CS no solamente permite alcanzar cotas más altas de preñez y un alto porcentaje de terneros nacidos en el primer tercio del periodo de partos, sino también, una mayor rentabilidad por el valor comercial de los terneros en el momento del destete (Lesmeister et al., 1973; García-Paloma et al., 1992). En estas ganaderías el sistema de cubrición utilizado suele ser el grupal, y se aconseja que los toros elegidos para cubrir conjuntamente formen un grupo jerárquicamente inestable, es decir, parecidos en CS, veteranía y tamaño con el fin de evitar toros con reducida actividad reproductiva por motivos de dominancia (García-Paloma, 1984; Godfrey and Lunstra, 1989). Cuando se opta por intensificar la producción con toros sometidos a una Alta exigencia reproductiva, todos los toros de la ganadería deberían ser valorados anualmente por su CS.
En ganaderías donde los toros tienen una exigencia reproductiva Media no debería haber grandes diferencias de rendimiento reproductivo entre toros de CS Alta y Media; en tales circunstancias, y teniendo en cuenta el protocolo australiano, la prueba de CS podría reducirse en tiempo al darse por concluida cuando los toros alcanzaran el umbral establecido para la categoría Media (Barth, 2013). La simplificación podría ampliarse para este tipo de ganaderías si consideramos la heredabilidad de 0,59 para la CS (Blockey, 1978) y de 0,29 para el número de montas (Wade et al., 2002). Ante una probable repetibilidad de la CS de un toro a través de los años, en ganaderías con una exigencia reproductiva media, la valoración de la CS podría reducirse a una sola en la vida reproductiva del toro, justo antes del inicio de su segundo año de cubrición ya como toro experimentado. La categoría asignada se mantendría por tanto cuando se fuera a valorar la aptitud reproductiva del toro en años posteriores.
Teniendo en cuenta la escasa experiencia que se tiene en España sobre la prueba de CS y el menor número de toros a valorar si lo comparamos con los países donde se aplican los protocolos que hemos reseñado, somos partidarios de ampliar la duración de la prueba a 30 minutos aplicando las pautas de manejo descritas anteriormente en el apartado del procedimiento. También hemos optado por reducir el número de cubriciones requerido para establecer las categorías de valoración (Tabla 8). De las dos opciones presentadas, ambas destinadas a toros experimentados, somos partidarios del protocolo CS1 al considerarlo más repetible y comparable con los anteriormente descritos, valora al igual que ellos el tiempo transcurrido entre el primer y el segundo servicio. Como alternativa presentamos el protocolo CS2, más práctico si consideramos que es una ampliación de la prueba de HC, pero requiere una alta experiencia y cualificación. En ambas opciones se establecen cuatro categorías que serán consideradas a la hora de hacer el análisis conjunto de todas las valoraciones para la asignación de la aptitud reproductiva del toro.