1. Introducción

 

1.1. La valoración sanitaria

Las valoraciones física y sanitaria orientadas a la valoración de la aptitud reproductiva del toro deben constituir una práctica habitual en las ganaderías que utilizan la monta natural como estrategia reproductiva (Collantes-Fernández et al., 2016). Se aconseja que dichas valoraciones se hagan en los animales de nueva adquisición y en los toros de la explotación, tres o cuatro meses antes del comienzo del período de cubriciones, con el fin de que tener tiempo suficiente para sustituir al semental en el caso de que tengamos que descartarlo. Además, sería recomendable realizar la valoración sanitaria de forma anual a los toros en servicio, debido a la existencia de diversos riesgos sanitarios relacionados con las características del manejo de las explotaciones de vacas nodrizas, como son la práctica de la monta natural, el uso de toros comunales, contacto con animales de otros rebaños, especies y fauna silvestre, exposición a vectores o contaminación de recursos hídricos. En los sistemas de montaña hay que añadir también como un factor de riesgo sanitario, especialmente importante, la utilización de pastos comunales.

La valoración sanitaria incluiría, en primer lugar, un examen del estado general y de los órganos reproductores, con el objetivo de detectar cualquier infección/enfermedad que posteriormente, deberá confirmarse mediante las pruebas de laboratorio correspondientes. Consecutivamente a este primer examen, se debe realizar el diagnóstico de una serie de enfermedades que son importantes en el toro, desde el punto de vista sanitario y epidemiológico.

En el examen de los órganos reproductores se pueden detectar numerosas enfermedades transmisibles (Jubb, 1985; Van Camp, 1997) que van causar disfunciones orgánicas en el aparato reproductor (Figura 1), ocasionando problemas para la cópula (impotentia coeundi), normalmente asociados a problemas en la libido, erección y eyaculación; o alteraciones en la calidad espermática, ocasionando problemas en la concepción (impotentia generandi). Las consecuencias pueden ser una disminución de la capacidad reproductiva (subfertilidad), un fallo temporal (infertilidad) o permanente (esterilidad). Por su parte, no todos los agentes que causan disfunciones orgánicas en el aparato reproductor y alteraciones de la calidad espermática se eliminan en el semen. Los aspectos más importantes de estas enfermedades se recogen en el punto 2 de esta guía.

Figura 1. Principales agentes que originan disfunciones orgánicas y alteraciones en la calidad seminal.

 

Posteriormente al examen físico, debe realizarse el diagnóstico de una serie de enfermedades importantes (Tabla 1), bien por ser enfermedades de declaración obligatoria, como la tuberculosis y brucelosis o bien por ser enfermedades de transmisión sexual (ETS) con alto riesgo de transmitirse (Eaglesome & Garcia, 1997), como la tricomonosis, campilobacteriosis genital bovina, diarrea vírica bovina (BVD) y la rinotraqueítis infecciosa bovina (IBR). Por último, existen también otras enfermedades de las que el toro puede ser portador asintomático, siendo importante realizar su diagnóstico, sobre todo en la compra del semental, para no introducir animales positivos en la explotación. Una de estas enfermedades es la besnoitiosis bovina, enfermedad reemergente en Europa y endémica ya en muchas zonas de nuestro país, cuyos efectos más importantes son la esterilidad, infertilidad o subfertilidad en el toro. Otra enfermedad es la paratuberculosis, de gran importancia en la producción y ampliamente distribuida. Por último, existen otras que están presentes en algunas zonas (leptospirosis, clamidiosis, fiebre Q, babesiosis, theileriosis, anaplasmosis), por lo que se debe tener en cuenta la zona geográfica de procedencia, ya que algunas regiones son endémicas. El control de estas enfermedades variará según de la situación epidemiológica de la explotación y la zona geográfica.

Tabla 1. Enfermedades a considerar en la valoración sanitaria.

En la Tabla 2, aparecen los principales agentes transmisibles de las enfermedades que consideramos más importantes hoy en día en nuestro país.

Además, en los puntos 3 y 4 recogemos los aspectos más importantes de estas enfermedades, con especial énfasis en tres enfermedades que han reemergido en España en los últimos diez años: tricomonosis, campilobacteriosis genital bovina y la besnoitiosis bovina. Este hecho es debido a que su transmisión se ha visto favorecida por las prácticas de manejo habituales en las explotaciones de vacuno de cría como la monta natural, los pastos compartidos, los toros comunales, y las transacciones comerciales de toros sin garantías sanitarias. Asimismo, la balanopostitis pustular infecciosa/IBR y la BVD son dos enfermedades víricas que se transmiten a través del semen y de gran importancia en el control sanitario de los sementales, porque están ampliamente distribuidas en nuestro país, porque presentan prevalencias elevadas y además, porque pueden ocasionar fallo reproductivo en las hembras, así como mortalidad neonatal.

Tabla 2. Principales agentes transmisibles a considerar en la valoración sanitaria del semental destinado a la monta natural.

1.2. Factores a considerar en la compra e introducción de un semental

La compra de un toro para una explotación ganadera es una práctica habitual. En muchas ocasiones, la decisión de la compra viene determinada por las características morfológicas y el genotipo del animal que, sin duda, son factores importantes. Sin embargo, la información acerca de los programas sanitarios de la explotación de origen, así como del estado sanitario del toro deberían ser factores a considerar antes de adquirir e introducir el animal en un rebaño (Tabla 3). Se recomienda la compra de animales vírgenes para evitar la introducción de las ETS en el rebaño o adquirirlos de rebaños de estado sanitario conocido y que hayan sido previamente examinados. Asimismo, cuando se adquiere un toro, éste deberá guardar un periodo de cuarentena de, al menos, 4 semanas, dado que puede estar recientemente infectado y encontrarse en el periodo de incubación de la enfermedad. Si no se realizó la valoración sanitaria del toro antes de la compra, la cuarentena es el momento adecuado para llevarla a cabo.

Como ejemplo en nuestro país, sólo el 16,5% de los ganaderos de explotaciones de vacas nodrizas de la raza Asturiana de la Montaña realizaba cuarentena a las nuevas incorporaciones, un 16,7% adquiría los sementales con garantía sanitaria y tan solo un 7,8% realizaban pruebas a toros de reciente incorporación por cuenta propia (Tapiolas, 2016). Aunque de ámbito local y realizado sobre un único sistema de manejo y una única raza, este trabajo pone de manifiesto la escasa aplicación de medidas de bioseguridad en la compra de un semental.

Tabla 3. Riesgos asociados a las prácticas más comunes de reemplazo de sementales en relación a BVD, IBR, tricomonosis, campilobacteriosis, besnoitiosis y paratuberculosis.

Otro aspecto sanitario a considerar antes de la introducción de un animal son las enfermedades a las que el toro puede estar expuesto cuando entra en el rebaño. Por lo tanto, el semental debe seguir el programa de desparasitación, vacunación y control de enfermedades que se tenga establecido en la explotación. Por ejemplo, si sabemos que en nuestro rebaño existe una infección activa de IBR, deberemos vacunarle antes de juntarlo con el resto de animales. Asimismo, si hemos reemplazado un toro con tricomonosis bovina, el toro nuevo sólo deberá cubrir hembras vírgenes o aquéllas que parieron y no fueron cubiertas por el toro infectado que eliminamos.

Por su parte, se debe limitar la asistencia del toro a ferias, concursos y exposiciones de ganado. El animal que asista debe ser manejado como si se tratase de una nueva compra antes de ser incorporado al rebaño.

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