2. Valoración ecográfica de los genitales externos

2.1. Testículos

Para evaluar los testículos, con la mano derecha se sostiene el testículo izquierdo, empujándolo hacia abajo, mientras que el pulgar y el dedo índice de la misma mano empujan hacia arriba el testículo derecho. Luego, con la mano izquierda se toma el testículo derecho, haciendo los mismos movimientos que acabamos de mencionar (Figuras 2-3).

Figuras 2-3. Colocación de testículos para examen de ultrasonido

 

Tras el estudio comparativo de los dos testículos, examinamos cada testículo por separado. Generamos cortes o secciones longitudinales y transversales. En la sección longitudinal, el eje principal de la sonda de ultrasonido es paralelo al eje mayor del testículo, y en la sección transversal, el eje principal de la sonda es perpendicular al eje mayor del testículo (Gnemmi, 2007; Gnemmi et al., 2009; Figuras 4-5).

Figura 4. Examen ecográfico; sección longitudinal del testículo

 

Figura 5. Examen ecográfico; sección transversal del testículo

 

En la sección longitudinal es posible evaluar: parénquima testicular, mediastino, longitud y anchura del testículo, túnica albugínea y vaginal y epidídimo (cabeza y cola); en la sección transversal, es posible evaluar las mismas estructuras excepto la longitud testicular (Gnemmi, 2007; Gnemmi et al., 2009).

El testículo normal tiene una ecogenicidad moderada y homogénea, muy similar a la ecogenicidad del cuerpo lúteo y aumenta con la madurez sexual como consecuencia de un incremento de su densidad (Kastelic et al., 2012). En cruces Bos taurus x Bos indicus, el aumento de la densidad testicular se retrasa hasta el periodo 49-62 semanas de edad (Brito et al., 2004). Estos cambios en la densidad de testículo se producen simultáneamente con los cambios histológicos en los testículos prepuberales e indican la diferenciación de las células de Sertoli, la formación de la barrera hematotesticular, el aumento del diámetro de los túbulos seminíferos y el aumento del volumen de parénquima testicular ocupado por los túbulos seminíferos. Este periodo también coincide con un rápido crecimiento de todas las células germinales y el inicio de la espermatogénesis. Está demostrado que en toros Bos indicus, Bos taurus y cruces de más de 18 meses, la densidad del parénquima testicular no cambia. Esto lleva a creer que la composición del parénquima testicular se mantiene casi constante después de la pubertad (Brito et al., 2003).

En la Figura 6 se muestra el parénquima testicular hipoecogénico de un toro joven (11 meses) y en la Figura 7 el parénquima testicular ecogénico de un toro adulto.

Figuras 6-7. Parénquima testicular hipoecogénico de un toro joven de 11 meses de edad (izquierda) y parénquima testicular ecogénico de un toro adulto (derecha)

 

La rete testis es muy ecogénica, y en Bos taurus aumenta entre las 20 y 40 semanas de vida por el crecimiento de los túbulos seminíferos (Evans et al., 1996; Kastelic et al., 2012) (Figura 8).

Figura 8. Rete testis. 1: Mediastino; 2: Parénquima testicular; 3: Piel; 4: Tabique escrotal

 

El parámetro utilizado para medir la ecogenicidad es el nivel medio de grises, que suele determinarse en programas informáticos de análisis de imagen. Según Brito et al. (2012) y Kastelic et al. (2012), el nivel medio de grises en una ecografía del parénquima testicular cambia en la pubertad y en la madurez sexual de un toro.

En los últimos años, han surgido nuevos programas informáticos dedicados al análisis de la ecotextura del parénquima. Estos programas van más allá del simple análisis de los niveles de gris, permitiendo el análisis de microestructuras que aparecen en la ecografía del parénquima. Este nuevo enfoque permite una evaluación más precisa de los cambios fisiológicos y patológicos del parénquima. La densidad de determinadas microestructuras detectadas en la ecografía del parénquima se ha relacionado de manera estadísticamente significativa con los porcentajes de anomalías espermáticas de origen testicular (Gnemmi et al., 2018; Echegaray et al., 2018).

La presencia de focos ecogénicos (blanco) o hipoecogénicos/anecogénicos (oscuros) están generalmente relacionados con patologías del parénquima testicular (Figura 9).

Con una sección transversal en la parte central de los testículos se puede ver el mediastino (2-4 mm) como una estrella ecogénica (blanca). De manera similar, en una sección longitudinal se puede ver la rete testis como una banda ecogénica delgada. La túnica vaginal parietal y visceral son delgadas e hipoecogénicas, separadas por una fina línea ecogénica de 2 mm, aproximadamente (Figuras 10-11). El espacio entre las dos capas aumenta en el caso de hidro-, pio- y hematocele. Bajo la túnica vaginal se ve la túnica albugínea como una línea ecogénica delgada (Figura 6).

 

Figura 9. Anatomía ecográfica del testículo. 1: Focos ecogénicos; 2: Mediastino, 3: Parénquima testicular; 4: Tabique escrotal; 5: Piel

 

Figura 10. Anatomía ecográfica del testículo. 1: Piel; 2: Dartos; 3: Parénquima testicular; 4. Mediastino; 5: Albugínea; 6: Tunica vaginalis externa; 7: Cavidad vaginal; 8: Tunica vaginalis interna

 

Figura 11. 1: Cordón Espermático; 2: Cabeza epidídimo; 3: Cuerpo epidídimo; 4: Tunica albugínea y Testículo; 5: Cola epidídimo

 

2.2. Epidídimo

Son órganos pares, ubicados en estrecha relación anatómica con cada testículo. El epidídimo tiene tres partes: cabeza, cuerpo y cola. La cabeza del epidídimo es aplanada y está próxima al polo dorsal del testículo bajo el plexo pampiniforme. El cuerpo es delgado y alargado, y se extiende desde la cara posteromedial del testículo hasta la cola. La cola del epidídimo es el segmento más notable que se localiza ventralmente.

En los toros jóvenes es posible evaluar conjuntamente la cabeza y la cola del epidídimo con la sección longitudinal. El examen por ultrasonido para evidenciar la cabeza del epidídimo no siempre es fácil. Normalmente se utilizan secciones oblicuas (Figura 12).

Figura 12. Examen ecográfico de la cabeza del epidídimo

 

La cabeza del epidídimo es más ecogénica que el parénquima testicular (hiperecogénico respecto del parénquima testicular) y contrasta bien con la anecogenicidad de los vasos pertenecientes al plexo pampiniforme, tendiendo a ser más brillante que el parénquima testicular (Figura 13).

Figura 13. 1: Cabeza del epidídimo; 2: Parénquima testicular y 3: Plexo pampiniforme

 

El cuerpo del epidídimo, si no hay dilatación patológica (quistes espermáticos), no es fácilmente visible. El cuerpo del epidídimo discurre por el lado medial de cada testículo. En la sección longitudinal, se evidencia un pequeño conducto anecogénico con paredes débilmente ecogénicas.

La cola del epidídimo es la parte más accesible del mismo, situada en la parte ventral del testículo con una típica forma cónica. Una sonda lineal de pequeñas dimensiones (T-Line) permite producir imágenes excelentes, gracias a la reducida superficie de contacto y a que consta de una mayor densidad de cristales piezoeléctricos (Figura 14).

 

Figura 14. Examen ecográfico de la cola del epidídimo

 

La cola del epidídimo se visualiza ecográficamente mediante cortes transversales oblicuos y parece menos ecogénica que el parénquima testicular, pero sobre todo menos homogénea. Se diferencia muy bien de los testículos (Figuras 15-16).

Figura 15. 1: Cola del epidídimo; 2: Parénquima testicular; 3: Tabique escrotal

 

Figura 16. 1: Cola del epidídimo.; 2: Parénquima testicular; 3: Piel

 

2.3. Cordón espermático

En el cordón espermático es dominante la presencia del plexo pampiniforme, caracterizado por conductos anecogénicos tortuosos. El cordón espermático crece hasta los 14 meses de edad (Kastelic et al., 2012) y está circunscrito por la túnica vaginal (lámina visceral y parietal) y en el interior contiene el plexo pampiniforme formado por las dos venas testiculares y la arteria testicular tortuosa. Las dos venas testiculares se comunican entre sí y forman una extraordinaria maraña de vasos, en proximidad de la arteria. También forman parte del cordón espermático los conductos deferentes. Fuera de la túnica vaginal se encuentra el músculo cremáster.

En secciones ecográficas transversales o longitudinales es posible ver muy bien la red vascular o cordón espermático, pues es claramente anecoica (Figuras 17-18).

Figura 17. Examen ecográfico del plexo pampiniforme

 

Figura 18. 1: Plexo pampiniforme izquierdo; 2: Plexo pampiniforme derecho; 3: Piel

 

Sólo mediante el uso de Doppler color es posible distinguir las ramas arteriales de la densa red de anastomosis venosas (Figura 19).

Figura 19. Plexo pampiniforme con Doppler color

 

2.4. Pene

El pene se aborda lateralmente (ver foto 1) y se evalúa principalmente en la sección transversal. Antes de llevar a cabo el examen ecográfico del pene, debe afeitarse la zona con rasuradora eléctrica, cuchilla n°40 y aplicar abundante gel. La sonda se mueve perpendicular al eje principal del pene en dirección craneocaudal, para verificar la presencia de cualquier tumefacción (hematoma o absceso). La túnica albugínea rodea el pene y se ve ecogénica. En el interior se puede ver el cuerpo cavernoso hipoecogénico y homogéneo. Ventralmente, cerca de la sonda, se puede ver el cuerpo esponjoso, que es también hipoecogénico y en su interior la uretra, como un espacio virtual, anecogénico.

 

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