4. Patología ecográfica

4.1. Genitales externos

4.1.1. Testículos

El parénquima testicular puede ser asiento de procesos inflamatorios, degenerativos y neoplásicos. Sin embargo, también puede presentar quistes y torsión. En algunos casos, también el escroto puede estar involucrado en un proceso patológico con acumulación de líquido (hidro-, hemato- o piocele) o hernia inguinal.

Hidrocele. Es una acumulación de líquido entre las láminas parietal y visceral de la túnica albugínea. El espacio virtual (2 mm) que normalmente separa las dos láminas, se ensancha y se hace más evidente (espacio anecogénico; Figura 25). Tanto la cabeza del epidídimo como el parénquima testicular están circunscritos por líquido, generalmente anecoico. El hidrocele es normalmente consecuencia de una torsión del cordón espermático, pero puede estar asociada a neoplasias testiculares, orquitis, o patologías cardíacas o renales.

 

Figura 25. Hidrocele. 1: Tabique escrotal; 2: Parénquima testicular; 3: Cola del epidídimo; 4: Líquido

 

Hematocele. Es una acumulación de sangre entre las hojas de la túnica vaginal. Con ecografía, inicialmente, aparece anecogénico, con diversos puntos ecogénicos (glóbulos rojos). En una etapa avanzada aparecerá hiperecogenicidad. La causa puede ser un trauma testicular o torsión de los testículos.

Piocele. En el caso de contaminación bacteriana de un hidrocele o hematocele, se puede desarrollar un piocele, que ecográficamente parece una tormenta de nieve (fondo anecoico con puntos ecogénicos).

Orquitis. En las formas agudas, el testículo muestra un aumento de volumen y aparece caliente y sensible al tacto. Ecográficamente, el parénquima testicular pierde su homogeneidad habitual y tiende a aparecer ecogénico. En el caso de inflamación crónica se pueden ver áreas de parénquima completamente sustituidas por un engrosamiento hiperecogénico y brillante (fibrosis, calcificación), y por debajo de éstas, evidentes artefactos como los «conos de sombra» (Figura 26).

Figura 26. Orquitis. 1: Tabique escrotal; 2: Parénquima testicular; 3: Área de mineralización; 4: Conos de sombra

 

Hematoma. Tiene origen traumático y generalmente se encuentra justo debajo de la superficie. Su tamaño depende del trauma causante. Ecográficamente se observa hipoecogénico (oscuro) en comparación con el parénquima testicular que le rodea. Su presencia siempre se acompaña de dolor (Figura 27).

Figura 27. Hematoma testicular en un toro joven. 1: Tabique escrotal; 2: Hematoma; 3: Parénquima testicular

 

Fibrosis. Se observa un engrosamiento ecogénico o hiperecogénico, más o menos extendido, en virtud del cual, si la densidad testicular es alta, se puede ver el cono de sombra (Figura 28). La fibrosis vera testicular con sustitución fibrosa (hasta calcificación) del parénquima testicular compromete siempre la cantidad y la calidad del semen.

 

Figura 28. Fibrosis testicular. 1: Parénquima testicular; 2: Área de fibrosis; 3: Conos de sombras

 

A menudo, especialmente en los toros jóvenes, no aparece este cono de sombra aun presentando fibrosis. En ausencia de estos artefactos es difícil correlacionar la densidad ecográfica testicular con la mala calidad del semen (Figura 29). Barth et al. (2008) detectaron zonas de fibrosis testicular en toros prepúberes de 5 a 6 meses de edad, que tendieron a crecer en número y extensión al alcanzar los 12-14 meses. La causa de estas lesiones no se conoce, se supone que pueden estar relacionadas con infecciones del virus respiratorio sincitial (BRSV) o con agenesia de la unión entre algunos túbulos seminíferos y la rete testis.

Figura 29. Pseudofibrosis en un toro joven. 1: Piel; 2 y 6: Parénquima testicular; 3: Área de pseudofibosis; 4: Mediastino; 5: Tabique escrotal;

 

Algunos autores han demostrado que una pequeña degeneración testicular no puede diagnosticarse con un examen por ultrasonido, ya que el aspecto ecográfico del testículo no cambia (Arteaga et al., 2005, Brito et al., 2005, Sidibe et al., 1992). Tampoco se han observado anomalías en la morfología de los espermatozoides en casos leves o moderados de fibrosis testicular (Barth et al., 1989; Kastelic et al., 2012).

Hay estudios que no han podido demostrar la correlación entre la densidad de la ecografía testicular y la calidad del semen obtenido el mismo día de la valoración ecográfica (Gabor et al., 1998; Brito et al., 2003; Kastelic et al., 2012). Quizás, la razón pudiera estar en los 70 días que dura la espermatogénesis y en la circunstancia de que la imagen ecográfica del testículo pudiera estar más relacionada con la calidad seminal de la colecta que se hiciera dos meses después.

Hipoplasia. Puede ser uni o bilateral. En cualquier caso, los toros con hipoplasia, incluso unilateral, nunca deben ser utilizados como reproductores. EI o los testículos son de menor volumen y consistencia al tacto. Ecográficamente, el parénquima testicular tiende a ser anecogénico (oscuro), aunque el mediastino aparece poco ecogénico y a menudo es difícil de ver (Figuras 30-31).

 

Figura 30. Hipoplasia testicular. 1: Tabique escrotal; 2: Parénquima testicular; 3: Mediastino; 4: Piel

 

Figura 31. Hipoplasia testicular bilateral

 

Absceso. La cápsula del absceso aparece ecogénica, más o menos brillante. En su interior se puede ver el pus en forma de tormenta de nieve, pero sólo en una etapa temprana. Luego, en fases posteriores, el interior del absceso aparece ecogénico o hiperecogénico y heterogéneo, al ir sustituyéndose por tejido conectivo y de calcificación (Figura 32).

Figura 32. Absceso testicular (cortesía Dr. Denis Necchi)

 

Neoplasia. Es posible encontrar tumores de células intersticiales, tumores de células de Sertoli y seminomas. La tumefacción no siempre es visible o palpable desde el exterior. Ecográficamente se ve que el parénquima testicular pierde su homogeneidad, observándose áreas hipoecogénicas, ecogénicas o incluso hiperecogénicas, que a menudo se alternan con líquido (imagen anecoica), limitadas por una cápsula ecogénica, a veces de varios milímetros de espesor. El diagnóstico del tipo neoplasia no puede hacerse por ultrasonido sino histológicamente a través de una biopsia (Figuras 33-34).

Figura 33. Neoplasia testicular

 

Figura 34. Neoplasia testicular

 

Quiste. Dentro del parénquima testicular es posible ver pequeños quistes ecográficamente anecogénicos. No están relacionados con subfertilidad o infertilidad pues la calidad y cantidad del semen generalmente no se ven afectadas. Los quistes testiculares no deben confundirse con la dilatación de la vena central de los testículos; el diagnóstico diferencial requiere Doppler color (Figura 35).

 

Figura 35. Quiste en el parénquima testicular. 1: Piel; 2: Quiste; 3: Parénquima; 4: Mediastino

 

4.1.2. Epidídimo

La patología más frecuente de la cabeza del epidídimo son los abscesos (Figura 36). La cápsula puede ser de unos pocos milímetros de espesor, ecogénica, mientras que el contenido es heterogéneo con áreas hiperecogénicas (calcificación), junto con áreas hipoecogénicas. También se han reportado quistes de la cabeza del epidídimo con áreas hipoecogénicas dentro del tejido (Matuszewka et al., 2002).

La inflamación de la cola del epidídimo es la patología más común de esta parte anatómica. En la fase aguda de la inflamación la cola del epidídimo aumenta de tamaño, se hace dolorosa a la palpación y aparece ecogénica. Cuando el proceso se vuelve crónico la cola del epidídimo tiene una imagen ecográfica muy heterogénea, con zonas hipoecogénicas probablemente debido a la presencia de edema.

Figura 36. Absceso del epidídimo

 

4.1.3. Cordón espermático

La inflamación y la torsión del cordón espermático es el origen del varicocele, la patología más frecuente en esta localización anatómica. Si la torsión excede 180° los siguientes síntomas clínicos que aparecen son: dilatación del cordón espermático ventral a la torsión, aumento en el volumen testicular (hidrocele) y aumento o disminución de la ecogenicidad testicular. Es posible encontrar hiperplasia del tejido linfático del cordón espermático (BLV) con la glándula hiperplásica induciendo compresión del plexo pampiniforme, lo que también podría inducir la formación de hidrocele. El tejido linfático hiperplásico se ve hipoecogénico. El varicocele es consecuencia de un mal funcionamiento del sistema valvular de las dos venas espermáticas. Las venas se dilatan y entonces el ultrasonido revelará una tortuosidad anecogénica (Figura 37).

 

 

Figura 37. Varicocele. 1: Dilatación de un ramo de la vena espermática

 

El diagnóstico de varicocele se confirma con Doppler color. El varicocele, si no llega a un alto grado de desarrollo no se relaciona con infertilidad; de hecho, se considera una condición fisiológica en el toro viejo.

4.1.4. Pene

Las formas patológicas de interés ecográfico en este lugar anatómico son los abscesos y los hematomas (Figura 38). Los abscesos suelen estar situados entre el prepucio y escroto y normalmente se desarrollan como complicación de un hematoma. Ecográficamente se ve la cápsula hiperecogénica del absceso que circunscribe un área heterogénea de contenido con subáreas hiperecogénicas, ecogénicas y anecoicas. Sin embargo, el aspecto ecográfico del absceso del pene cambia con el tiempo: cuanto más antiguo, mayor es su ecogenicidad. El hematoma del pene normalmente se forma por la rotura de la superficie dorsal de la túnica albugínea con salida de sangre del cuerpo cavernoso. Por lo tanto, cuanto mayor sea la ruptura de la túnica albugínea, mayor será el hematoma que se forma. A menudo, el hematoma de pene se acompaña de un prolapso del prepucio, que de hecho es la razón, en muchos casos, por la que el toro es revisado. Ecográficamente, el hematoma del pene se presenta como una masa multilobular con ecogenicidad heterogénea, cubierto por una cápsula ecogénica.

 

Figura 38. Absceso del pene. 1: Pene; 2: Absceso (cortesía Dr. Andre Desrochers)

 

4.2. Genitales internos

4.2.1. Ampollas del conducto deferente

Normalmente no se describen patologías en esta localización. En un pequeño porcentaje de toros se observa tendencia a acumular semen en las ampollas, de manera similar a lo que ocurre en los caballos. En estos casos, el aumento del tamaño de las ampollas es fácilmente detectable.

4.2.2. Glándulas vesiculares

La inflamación de las glándulas vesiculares es la patología más común en este sitio anatómico, aunque la prevalencia general es baja (9%; Bagshaw et al., 1974). Las formas agudas se caracterizan por hipertrofia glandular, dolor a la palpación y a veces, peritonitis pélvica localizada. La glándula se observa ecográficamente aumentada de tamaño e hipoecogénica. En caso de evolucionar a absceso, es posible ver una cápsula ecogénica que circunscribe un área más o menos extendida como tormenta de nieve. En el caso de inflamación unilateral, la comparación de las dos glándulas hace más fácil el diagnóstico. En el caso de infección aguda y formación de absceso siempre aparece leucospermia, incluso piospermia. En la inflamación crónica, la glándula se agranda ligeramente y puede haber fibrosis, con lo que se verá ecográficamente más ecogénica y brillante en comparación con la contralateral normal. La hipertrofia de la glándula vesicular debe considerarse siempre como una patología en el animal joven, mientras que es una condición fisiológica en los toros viejos (Figura 39).

Figura 39. Absceso glándula vesicular (1)

 

4.2.3. Glándulas bulbouretrales

Normalmente no se describen patologías en esta localización en el toro.

 

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